martes, 6 de marzo de 2012

CRÍTICA DE "INSIDIOUS"

Insidious (2011)
Dirigida por: James Wan
Música: Joseph Bishara
Reparto: Patrick Wilson, Rose Byrne, Lin Shaye, Barbara Hershey...

Argumento: Josh, su esposa Renai y sus tres hijos se trasladan  a un viejo caserón. Pero, al poco tiempo de instalarse, se produce un extraño accidente: uno de los niños entra en coma y en consecuencia, terribles fenómenos paranormales invadirán la existencia de la familia.


                                                                 COMAS SUSPENSIVOS
                                                                       Por Alejandro Chacón Ruiz.

Que la realidad supere en numerosas ocasiones a la ficción no es nuevo para nadie. Que los sueños lúcidos existen y que numerosas personas los han experimentado es tan cierto como que en el cine (y no solo en el fantástico) se les ha retratado, con los matices pertinentes, en no pocas ocasiones.
 
"Insidious" no es solamente una película de casa encantada al uso (incluso a la vieja usanza...los parecidos razonables con "Poltergeist" de Tobe Hooper y con aquel aterrador telefilme de Robert Mandel titulado "Apariciones" no son casuales) sino que es un involuntario speech horrorífico acerca de los viajes astrales y esos sueños lúcidos, en éste caso, provocados mediante la hipnosis. Pero dentro de este perturbador tren de la bruja, maneja la escoba un realizador curtido en inocular pesadillas dolorosas, indelebles fogonazos de espanto y un escalofrío de corte deliciosamente añejo. Y es que James Wan invoca su propia actividad paranormal desde el mismísimo epicentro de su creatividad inconfundible, personal e irrevocable.
 
En la película no hay prisas para provocar el terror, la inmersión en el torbellino infernal se resuelve de forma parsimoniosa pero firme, dilatando así el escalofrío hasta convertirlo en corriente pura, en descarga triunfal de adrenalina. "Insidious" sabe esconder en las consabidas estancias multitud de pasadizos secretos, de recovecos hacia el espanto novedosos y de feliz eficacia.
 
Correcta la pareja protagonista y un merecido sobresaliente para esa Lin Shaye (que pasó de hermanísima del productor Robert Shaye a secundaria sine qua non) lobotomizada en una Zelda Rubinstein de recursos poco ortodoxos (ojito a la sesión de espiritismo y a los "instrumentos" a los que recurre la buena mujer...), sin olvidarnos del papelito de Barbara Hershey, treinta años después de ser manoseada por "El ente".
 
Destacar finalmente esa larga secuencia del tercer acto, con el personaje de Patrick Wilson adentrándose en el sueño inducido, ese "otro lado" en el que su hijo se encuentra cautivo y el festín de escalofríos que le (nos) espera, el cual prefiero reducirlo a puntos suspensivos, o mejor dicho, dadas las circustancias, a comas suspensivos.

NIVEL DE VICIO: 7

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