miércoles, 21 de marzo de 2012

CRÍTICA DE "SCOTT PILGRIM CONTRA EL MUNDO"

Scott Pilgrim vs. the World (2010)
Dirigida por: Edgar Wright
Música: Nigel Godrich
Reparto: Michael Cera, Mary Elizabeth Winstead, Anna Kendrick, Chris Evans, Kieran Culkin...

Argumento: Después de encontrar a la mujer de sus sueños, el joven Scott Pilgrim tendrá que luchar contra sus siete ex-parejas, tarea nada fácil, ya que cada una de ellas tiene superpoderes especiales.


                                                                    INSERT  COIN
                                                                      Por Alejandro Chacón Ruiz.

Cuando dentro de 20 o 30 años se emita, reedite o incluso hagan un
remake de "Scott Pilgrim contra el mundo", muchos de nosotros
sufriremos un monumental arrebato nostálgico, un anhelo profundamente
generacional...Hablando en plata: un monazo de esa cultura ociosa
que surgía como estandarte colosal entre dos milenios.

Edgar Wright, además de ser el descubridor potencial del tronchante
Simon Pegg, es uno de esos directores de estilo y sello inconfundibles,
capaz de crear una troupe de personajes "Made in Wright" en cada una
de sus películas y que, en este caso, han sido maquillados milimétricamente
con el trazo artístico de Bryan Lee O´Malley.

El resultado es un imparable revival de revivals, un juego de videojuegos y
un mundo de submundos que posee un inacabable, incansable apego al
factor sorpresa creativo.
"Scott Pilgrim contra el mundo" es una vertiginosa contemplación
caleidoscópica: cada pasaje se transforma en una viñeta viviente donde
los sonidos y exclamaciones se escriben en bocadillos que inundan
la pantalla. También es un genuino corte de Manga (entiéndase Manga como
la historieta creada en Japón) que permite al espectador hojear el filme, un filme
que es una bofetada histérica y colorista que sirve, además, como ejercicio de memoria.
Pero, por encima de todo, es un viaje deliberadamente pulp, de fresco histrionismo,
donde lo patético es heroico y triunfal.

Éste último punto señala algo muy habitual en el universo de Wright, pero no es el
único lugar común dentro de su filmografía: de hecho, si en "Shaun of the dead" los
zombies irrumpian en las anodinas vidas de los protagonistas, aquí la recreativa
de Pilgrim es invadida por unos exnovios mutados en supervillanos.
Tambien el asombroso montaje es marca de la casa, pero en esta ocasión, viene
con redoble de tambor: las elipsis acaban convirtiéndose en una sucesión de
viñetas que casi interactuan entre si, propiciando un ritmo argumental sin freno.
Y, por supuesto, el director expone su absoluta predilección por los guiños:
 
-La alternancia del animé evoca secuencias del Kill Bill de Tarantino (tal vez
Scott Pilgrim es una versión atolondrada de la Mamba Negra...)
 
-El ataque del primer supervillano, con numerito bollywoodiense incluido.
 
-La presencia de Brandon Routh, de ex-Superman a ex-novio telequinético
 con ínfulas de X-men.
 
-O, como es obvio, el guaperas de Chris Evans encarnando a un actor de subproductos
 de acción baratos, enmarcado en una escena de "cine dentro del cine" que eleva
 el concepto de "ficción" a su máximo exponente.

Destacar, por último, secuencias como el enfrentamiento de los Sex-Bob-Omb contra
los gemelos Katayanagi, con espectacular pirotecnia de FX que acaba siendo
un asombroso cruce entre "Cazafantasmas", "Godzilla" y un recital de U2.
También la escena onírica con Ramona, mientras suena la deliciosa melodía de
"Legend of Zelda".

Definitivamente, "Scott Pilgrim contra el mundo" introduce a Street Fighter, Mortal Kombat,
los Tamagotchis, Pucca, Capcom, la Marvel y el Guitar Hero, entre otros muchos elementos
en una turbina para deleitarnos con un batido supervitaminado y mineralizado.
Solo he de añadir dos palabras: Insert Coin.

NIVEL DE VICIO: 8'5

lunes, 19 de marzo de 2012

CRÍTICA DE "LA RED SOCIAL"

The Social Network (2010)
Dirigida por: David Fincher
Música: Atticus Ross, Trent Reznor
Reparto: Jesse Eisenberg, Andrew Garfield, Justin Timberlake, Rooney Mara, Joseph Mazzello...

Argumento: Durante el otoño del 2003, Mark Zuckerberg, estudiante de Harvard, utiliza sus poderosos conocimientos informáticos para crear Facebook, una red social que, pocos años después, le convertiría en un joven multimillonario.


                                                                             ENREDAD@S
                                                          Por Alejandro Chacón Ruiz.

El mensaje subliminal utilizado entre fotogramas suele diluirse en
agua de borrajas de cara al espectador cuando la moralina, ni cara
ni barata, ni útil ni inútil, está enmarcada en un contexto aséptico,
en cierta forma nihilista, de naturaleza puramente verborreica y
autocomplaciente.

Si dejamos atrás el manido concepto de "personaje alienado que acaba
erigiéndose en ídolo de masas, en voz de voces y rostro de rostros",
descubrimos que este libro multifacial que nos envía(libre de virus, eso si)
David Fincher se queda en tierra de nadie.
Hay una sensación poderosa: el director de "Seven", más que una película,
ha filmado un paréntesis de casi dos horas de metraje, un compendio de
tecnicismos y artillería informático-festiva que son el fruto pixelado de una
abrupta reflexión peregrina.
Más que un proyecto, "La Red Social" parece un impulso dilatado hasta la extenuación.

Es innegable el gusto plástico de Fincher, el poder de algunas imágenes (ese pañuelo
prendido sobre la cama, en plan llama purificadora-¿homenaje involuntario a ese Almodovar
de "Mujeres al borde de un ataque de nervios"?-), el excelente uso de una banda sonora
que mezcla música electrónica y nostálgicos acordes de piano y, por encima de todo, las
excelencias de un reparto de jóvenes estrellas sencillamente geniales.
En éste sentido hay que destacar a Jesse Eisenberg (mucha atención a ese epílogo en el
que un derrotado Mark Zuckerberg intenta reconvertir su arma de destrucción masiva en
vehículo de auto-redención), Andrew Gardfield (como el sufrido Wardo), Rooney Mara
(absolutamente perfecta en la escena de la cafetería, cuando Mark intenta disculparse
por humillarla en la red del campus) e incluso un Justin Timberlake más expresivo de lo habitual.

Pese a los méritos expuestos, el envés de "La Red Social" adquiere un peso demoledor: la película
se resume en un amago de "American Pie" cibercasto, donde los descerebrados son cerebritos,
las drogas y el alcohol están esparcidos entre ordenadores y celulares, las fiestas en el campus
las organizan ratones del ciberespacio y remeros atléticos (por cierto, genial el desdoblamiento
de Armie Hammer, en plan Hayley Mills de "Tú a Boston y yo a California" como los gemelos
Winklevoss) pero, todo esto, sin el más mínimo atisbo de diversión, frescura o mala baba.

El espectador medio, tras el visionado, puede divagar sobre ese monstruo aletargado que descansa
en todos y cada uno de nosotros, sobre cómo el poder nos hace miserables o reflexionar sobre eso
de que cada mito de la creación tiene su propio demonio...
Personalmente yo me quedo con una cita que, analizada con frialdad, puede dar muy mal rollo:
"Vivíamos en granjas, vivíamos en ciudades...ahora vivimos en Internet".

NIVEL DE VICIO: 4




jueves, 8 de marzo de 2012

CRÍTICA DE "EXIT THROUGH THE GIFT SHOP"

Exit through the Gift Shop (2010)
Dirigida por: Banksy
Música: Geoff Barrow
Reparto: Thierry Guetta, Banksy.

Argumento: Thierry Guetta es un un francés afincado en Los Ángeles y cuya única obsesión es grabarlo todo con su cámara de vídeo. Poco a poco se va introduciendo en el mundo del arte urbano y llega a conocer a Bansky, el artista urbano más famoso de la historia.


                                                  TATUADOR DE CIUDADES
                                                                         Por Alejandro Chacón Ruiz.

 Richard Hawley canta "Esta noche las calles son nuestras" para
 inauguración y clausura de esta galería documental expuesta por
 Banksy, un Banksy resuelto, más allá del artista, en realizador
 enmascarado y distorsionado.
 Esas calles de Hawley pertenecen a espectros similares a Banksy,
 entidades puntualmente clandestinas que dan rienda suelta a sus
 imaginerías y facultades artísticas entre pintadas, sprays, esculturas
 y demás postizos destinados a ser el tatuaje radical y transgresor
 en la piel de una ciudad.

 El documental de Banksy es el trazo perdurable que define al artista
 urbano, pero la mayor habilidad del filme consiste en abrir vias mucho
 más profundas: el hacedor de este prodigio nos habla, fundamentalmente,
 de la retroalimentación entre diversas disciplinas artísticas.
 Y es que Banksy nos presenta (y regala!) a Thierry Guetta, un
 "francés errante a una cámara pegado" que nace (como "grabalotodo"),
 crece (como realizador más serio y específico) y se reproduce (desde el
 "alumno aventajado" hacia Mr. Brainwash) ante la mirada del espectador.

 Guetta, que relegará su apéndice digital y su labor de dirección en el propio
 Banksy (de nuevo otro "feedback"), es el verdadero y poderoso vehículo
 narrativo (muy superior al off desangelado de Rhys Ifans).
 El francés es toda una revelación, en múltiples sentidos:
 -Su obsesión por registrar en cientos de videos hasta el más mínimo detalle
 de su vida posee una lectura nostálgica que nos remonta a un amor
 maternal arrebatado prematuramente.
 -También erigiéndose en amago de ángel guardián o testigo ocular de la
 fabulosa cara ilegal del arte mostrada por individuos como Invader,
 Ron English, Shepard Fairey, Buffmonster o el propio Banksy (memorable
 ese instante de la incursión de Guantánamo en pleno Disneyland que casi
 le cuesta la cárcel a nuestro francés).
 -Finalmente, tras la etapa de voyeurismo consentido y envuelto hasta las cejas
 por la alargada sombra de Banksy, Guetta muda de piel para ser otro
 mancillador de urbes, el citado Mr. Brainwash.

 "Exit through the Gift Shop" es, definitivamente, un collage sobre el arte urbano,
 donde los autores abren ventanas en lugares hostiles y colorean cuadrículas
 sobre muros físicos y sociopolíticos. Se nos habla de creaciones efímeras que
 siempre están al borde del abismo, de una vida decreciente frente a un mundo
 creciente -un universo abstracto en el que lo denunciado o censurado acaba
 transformándose en artículo de lujo-.

 Guetta y Banksy nos han obsequiado con toda una plasmación de alter-egos,
 una vuelta al mundo de los graffitis, esos pedacitos de anarquía creativa que
 evidencian que el arte no es, ni mucho menos, tan libre como el propio ser humano.

NIVEL DE VICIO: 8'5



CRÍTICA DE "EL SUEÑO DE ALEXANDRIA"

The Fall (2006)
Dirigida por: Tarsem Singh
Música: Krishna Levy
Reparto: Catinca Untaru, Lee Pace, Justine Waddell, Robin Smith, Daniel Caltagirone...

Argumento:  En un hospital, la pequeña Alexandria entabla una peculiar amistad con Roy, un paciente que comparte con ella todo tipo de fantasias y ensoñaciones. La unión entre ambos provoca que la realidad gris que los rodea comience a fusionarse con los personajes y aventuras descritas en los relatos, llenando sus vidas de nuevas emociones y sentimientos.


                                                 EL IMAGINARIO DEL DOCTOR SINGH
                                                                      Por Alejandro Chacón Ruiz.

Los primeros títulos de crédito, ya desde el minuto cero, que comienzan a ilustrar el prólogo de
"El sueño de Alexandría" vienen enmarcados entre dos fuerzas magnéticas de un irresistible poder de captación: por un lado una secuencia de ralentí sepia, donde asistimos a una extraña poesía visual que muestra como un grupo de hombres sacan con cuerdas y sudor a un caballo muerto de las aguas de un rio...por otro lado suena una hermosa y melancólica sinfonía de Beethoven...y en medio de todo esto, una predisposición, casi fruto de un pálpito acertado,
hacia una entrega plena, abnegada a las casi dos horas de función que nos obsequia Tarsem.

El realizador hindú, hace ya mas de 8 años, dejó patente con "La celda" que lo convencional está pasado de moda.Tarsem es un encantador(y no de serpientes, precisamente...), es un creador, un hacedor de imposibles alucinantes y sinsentidos fascinantes...Tarsem riza los rizos de diseños, escenarios y estructuras, convirtiéndose en una revisión mística de Tim Burton o Guillermo del Toro.
 
En "The Fall", apreciamos escenarios naturales moldeados en caprichos geométricos donde se desarrolla la acción, donde se desarrollan tambien los personajes, observamos dunas que son cascadas descomunales y paredes colosales a la par, además de vacíos perlados de pequeñas, dispersas maravillas ornamentales o todo lo contrario, espacios sobrecargados
de un todo que ,sin imaginación o sin inocencia, sería una NADA imparable.

Esa NADA enemiga de la fantasía, de la candidez humana(que en la niñez encuentra su máximo exponente), lleva a Tarsem, por boca de Roy, a homenajear a Michael Ende y su "Historia Interminable": en la película que nos ocupa, yo particularmente he visto a Roy como el libro y a Alexandría como el vehículo, el pasaje que transforma las palabras en imágenes vivas.
 
"The Fall" nos enseña, entre otras cosas, que las historias no compartidas acaban pereciendo en el olvido y que el talento innato necesita ojos, oídos y tacto para ser reconocido y aceptado, ya que no hay nada en este mundo que requiera del feedback como la creatividad.

También son dignos de mención los ropajes que visten las alegorías, las proyecciones de Roy, creadas entre lo psicotrónico y las bases de las grandes epopeyas de la Literatura universal: que no espere, por tanto,el espectador, ningún atisbo de rigor histórico pues Tarsem va por libre en todos los sentidos, y muy bien que hace.

Es en el ritmo donde el largometraje encuentra su talón de Aquiles, denotando cierta densidad, incluso pereza narrativa casi al final del segundo acto (precisamente en el momento en el que la realidad del hospital y los acontecimientos que rodean al personal-Roy y la niña incluidos-adquieren un empaque dramático un tanto desmedido y forzado) pero que remonta eficazmente en un desenlace amable, cargado de emociones.

Encontramos en el filme numerosos pasajes dignos de ser mencionados, a saber:

- La mariposa de Darwin transformándose en una colosal isla obra y gracia de un montaje de esos que dan ganas de llorar de alegría.
 
- El momento en el que Roy visita a Alexandría tras el accidente de ésta en el hospital: vemos como, entre lágrimas, comparten una versión amarga y derrotista del Bandido Azul y sus compañeros.
 
- El montaje final de secuencias de películas antiguas, todo un guiño al momento más inolvidable de "Cinema Paradiso".
 
- Por último, y repito, la escena con la que arranca el largometraje: para mí, uno de los momentos más alucinantes y bellos que he podido ver en una sala de cine.

NIVEL DE VICIO: 9'5



CRÍTICA DE "LA NIEBLA, DE STEPHEN KING"

 The Mist (2007)
Dirigida por: Frank Darabont
Música: Mark Isham
Reparto: Thomas Jane, Marcia Gay Harden, Laurie Holden, André Braugher, Toby Jones...

Argumento:  Un grupo de personas queda atrapado en un centro
comercial cuando una espesa niebla envuelve todo el pueblo.
Lo más aterrador es que dentro de la niebla acechan todo tipo de
criaturas y seres monstruosos dispuestos a merendarse al primer
incauto que salga al exterior.


                                                      TERROR EN EL HIPERMERCADO 
                                                         Por Alejandro Chacón Ruiz.

Si el personaje de Kathy Bates era la admiradora número uno de un alter ego de Stephen
King con los rasgos de James Caan en "Misery", no me cabe la menor duda que Frank
Darabont es el fan número dos de este maestro del terror.
 
Y no un fan fatal, sino un fiel adaptador...y para muestras, solo tenemos que echarle
un vistazo a sus lujosas versiones para la gran pantalla de "La milla verde" o "Cadena Perpétua".
Curiosamente, ninguno de estos Kings de Darabont eran historias de terror, sino dramas
carcelarios con algo de magia y parcelas oscuras (de esas en las que el escritor de Maine gusta tanto de refugiarse). En cambio,"La niebla"(no confundir con el clásico de John Carpenter del 79) se puede entender como el dulce hogar narrativo de King frente al reto cinematográfico de Darabont...¿Porqué? 
Pues muy fácil: todo lo que envuelve (nunca mejor dicho) el relato del escritor es marca de la casa, absolutamente familiar y reconocible, pero con ese don de la sorpresa, del espanto novedoso y embriagador que ha captado a millones de lectores en todo el mundo  desde "Carrie".
 
Por otra parte, para el realizador, supone la inmersión en un género nuevo para él, y cada vez más maldito para el resto de los mortales: el horror.
Sin embargo, el resultado del tándem vuelve a ser excelente, magnífico, de una calidad impecable en todos los sentidos y para todos los sentidos:

-En primer lugar, encontramos un guión sólido, perfectamente estructurado, con un twist final incluido por Darabont absolutamente ajeno al epílogo del original, pero no solo genialmente ensamblado (y supervisado por el mismísimo King) sino capaz de otorgar uno de los broches más asombrosos y sobrecogedores de las propuestas al género rodadas durante los últimos años.

-La creación y recreación de personajes y situaciones son pasmosamente fieles al espíritu creativo del escritor y además, el responsable de la adaptación las moldea con planos, fotogramas e imágenes que evocan en dimensión cinematográfica los textos más básicos del relato: en "La niebla" se cuestiona (una vez más) la procedencia del terror- en la galaxia de King no hay estrellas, sino estrellados, antihéroes presos de sus propias debilidades, personajes cotidianos perseguidos por sombras del pasado,
seres cercanos que, de acuerdo a las circustancias, no sólo pueden ser irreconocibles, sino letales y autodestructivos- y se ofrece una constatación de insondable inquietud: lo humano es infinitamente más aterrador que lo sobrenatural, lo peligroso está en lo imprecedecible más que en lo desconocido.

-En otro orden de cosas, el elenco artístico cumple a las mil maravillas sus funciones: mucha atención sobre todo a unos secundarios como André Braugher o Frances Sternhaggen (fabulosa actriz q vimos precisamente en "Misery", siempre entre la naturalidad y la solidez interpretativa) y muy especialmente a Marcia Gay Harden en uno de los roles más escalofriantes de su carrera, todo un cambio de registro definitivamente plausible.

-El firmante de la B.S.O. , Mark Isham, realiza un score minimalista, de tenebrosidad solapada y difuminada (tal vez por la neblina protagonista) con acordes sombríos, bien adaptados a cada momento de la función.

-Finalmente, voy a destacar algunas escenas de esas a tener muy en cuenta:

+ El momento en el que la espesa niebla comienza a avanzar por los aparcamientos del centro comercial, engullendo a sus primeras víctimas ante los atónitos ojos del grupo que se encuentra en el interior.

+ La feroz presencia del personaje de Marcia Gay Harden durante casi todo el metraje: sólo hay que ver su conversación con el personaje de Laurie Holden en uno de los almacenes o cuando ataca a uno de los soldados. IMPACTANTE.

+ El enfrentamiento de los protagonistas con una horda de monstruos alados que comienza a colarse por las ventanas del centro comercial.

+ Y sobre todo, el citado epílogo, inesperado, magistral y desconcertante. 

NIVEL DE VICIO: 8



miércoles, 7 de marzo de 2012

CRÍTICA DE "EL ÁRBOL DE LA VIDA"

The tree of life (2011)
Dirigida por: Terrence Malick
Música: Alexandre Desplat
Reparto: Brad Pitt, Jessica Chastain, Sean Penn, Fiona Shaw, Hunter McCracken...

Argumento: Durante la década de los 50 en Estados Unidos asistimos al dia a dia de Jack, un niño que vive con sus hermanos y sus padres. Mientras que su madre representa el amor y la ternura, su padre encarna la severidad y hostilidad frente al mundo. Ésta etapa de formación se extiende desde la niñez hasta la edad adulta, alternándose con hermosas evocaciones oníricas y una retrospectiva cósmica sobre el ser humano frente a Dios.


                                                           MALICK: RAICES Y PUNTAS
                                                                      Por Alejandro Chacón Ruiz.

Es la misma Madre Tierra la actriz fetiche en la filmografía de Terrence Malick. Es la célula, la matríz...el vientre que porta y aborta.
Es un hecho patente en "Malas tierras", "Dias de cielo"...y en el relato que nos ocupa, por supuesto.
"El árbol de la vida" es un big bang achatado por los polos de la inabarcable, incomprensible subjetividad del autor.
 
Hay en el filme una elasticidad congruente de la humanidad, vista a través de planos imperfectos que se resuelven en retazos de apabullante honestidad narrativa.
Malick ha construido un cubo de rubik descomunal en el que pasado y presente son dos puntos geográficos donde el tiempo y el espacio convergen y divergen aleatoriamente, regalándonos contrastes de interesante plasticidad: la ciudad es gris, un ciclón colosal de ventanas y metal...y en medio, peregrino, surge algún árbol famélico que es a su vez pulmón y destello de la memoria.
Pues en efecto, Malick ha rodado un National Geographic de la memoria, es más, de la idealización de la memoria.

Pero por encima de todas estas cosas, "El árbol de la vida" nos susurra acerca del peso de Dios frente a la relatividad del hombre. El realizador filma la creación que justifica la procreación, para volver a ese vientre que es el primer hogar, un acogedor refugio acuático.
El espectador asiste atónito ante el soliloquio de una supernova, siendo testigo de una personalísima retrospectiva cósmica de la supremacía, la piedad y el amor distorsionado y mal cicatrizado.
La película perfila ese interrogante antediluviano, atemporal y universal que está arraigado a la pérdida y la desesperanza, donde por mucho que las eras, épocas y siglos lo hayan gritado, jamás se ha conocido respuesta...y Malick sabe que es un silencio en boca de todos.

El problema, una vez más, tiene su raíz en las puntas de una óptica de excesiva intimidad: Malick, al igual que el pequeño protagonista, es un niño que dejó de jugar para dedicarse a pensar y sólo pensar. "El único modo de ser feliz es amando"...Malick ama el cine, su cine...pero no siempre es portador de felicidad.
Hay una virtud inmensa que muda en grandilocuente poema dislépsico que reune, para variar, los aciertos y desaciertos de su gestación fílmica.
Y por muchas vueltas que le demos, por estas tierras, "moja sobre llovido".

NIVEL DE VICIO: 7


martes, 6 de marzo de 2012

CRÍTICA DE "SOMEWHERE"

Somewhere (2010)
Dirigida por: Sofia Coppola
Música: Phoenix
Reparto: Stephen Dorff, Elle Fanning, Michelle Monaghan, Chris Pontius...

Argumento: Johnny Marco ha triunfado como actor de cine, el lujo y el exceso presiden su vida de forma rutinaria. Un dia, sin previo aviso, aparece su hija de once años, fruto de un matrimonio fracasado. La joven y su padre iniciarán una convivencia que será un punto de inflexión en el devenir de ambos.



                                                                         SOFIA COPULA 
                                                        Por Alejandro Chacón Ruiz.

Más que Coppola, Sofía copula...en el lecho del cine, quiero decir. Y con "Somewhere" lo hace a manos llenas y con la batuta torcida, como si fuera una de esas gogós plegables que bailan desganadamente ante un Stephen Dorff taciturno. Y, curiosamente, su personaje Johnny Marco, acabará siendo una extensión premonitoria del mismísimo espectador.
 
Lo nuevo de la realizadora estadounidense es un rodeo cansino, profúndamente aséptico acerca de ese vacío que es un silencio insostenible, de las soledades pobladas e inútiles y de un reencuentro paterno-filial que termina siendo, más que un despertar, casi un episodio de autoredención.
 
Toda ésta retahíla es pura constatación, una lectura diáfana, un libro abierto...Y qué? Una vez expuestos los palos de la baraja, el siguiente paso es la paliza contra el público. "Somewhere" parece el borrador primitivo y desmadejado de "Lost in Translation": mientras que en la aventura japonesa de Johansson y Murray las emociones eran de una sutilidad contundente y el amor se arropaba con las mantas del afecto más puro y deliciosamente inofensivo, en éste último "nosesabedonde" hay una evidencia pálida, seca, sin recursos que ni prende ni sorprende.
 
La buena de Sofía ha trazado unas lineas prometedoras sobre dos protagonistas extraordinarios para luego crear una masa hueca que se solidifica en el ánimo del espectador, moldeando una proyección inerte...como le pasa también a Johnny Marco en su sesión de maquillaje: total, un no parar de feedbacks anoréxicos.
 
Y volviendo atrás para avanzar...o concluir, más que Coppola, Sofia copula y de mala manera, al menos conmigo, pues me ha "jodido" a base de bien todas las expectativas.

NIVEL DE VICIO: 3



CRÍTICA DE "INSIDIOUS"

Insidious (2011)
Dirigida por: James Wan
Música: Joseph Bishara
Reparto: Patrick Wilson, Rose Byrne, Lin Shaye, Barbara Hershey...

Argumento: Josh, su esposa Renai y sus tres hijos se trasladan  a un viejo caserón. Pero, al poco tiempo de instalarse, se produce un extraño accidente: uno de los niños entra en coma y en consecuencia, terribles fenómenos paranormales invadirán la existencia de la familia.


                                                                 COMAS SUSPENSIVOS
                                                                       Por Alejandro Chacón Ruiz.

Que la realidad supere en numerosas ocasiones a la ficción no es nuevo para nadie. Que los sueños lúcidos existen y que numerosas personas los han experimentado es tan cierto como que en el cine (y no solo en el fantástico) se les ha retratado, con los matices pertinentes, en no pocas ocasiones.
 
"Insidious" no es solamente una película de casa encantada al uso (incluso a la vieja usanza...los parecidos razonables con "Poltergeist" de Tobe Hooper y con aquel aterrador telefilme de Robert Mandel titulado "Apariciones" no son casuales) sino que es un involuntario speech horrorífico acerca de los viajes astrales y esos sueños lúcidos, en éste caso, provocados mediante la hipnosis. Pero dentro de este perturbador tren de la bruja, maneja la escoba un realizador curtido en inocular pesadillas dolorosas, indelebles fogonazos de espanto y un escalofrío de corte deliciosamente añejo. Y es que James Wan invoca su propia actividad paranormal desde el mismísimo epicentro de su creatividad inconfundible, personal e irrevocable.
 
En la película no hay prisas para provocar el terror, la inmersión en el torbellino infernal se resuelve de forma parsimoniosa pero firme, dilatando así el escalofrío hasta convertirlo en corriente pura, en descarga triunfal de adrenalina. "Insidious" sabe esconder en las consabidas estancias multitud de pasadizos secretos, de recovecos hacia el espanto novedosos y de feliz eficacia.
 
Correcta la pareja protagonista y un merecido sobresaliente para esa Lin Shaye (que pasó de hermanísima del productor Robert Shaye a secundaria sine qua non) lobotomizada en una Zelda Rubinstein de recursos poco ortodoxos (ojito a la sesión de espiritismo y a los "instrumentos" a los que recurre la buena mujer...), sin olvidarnos del papelito de Barbara Hershey, treinta años después de ser manoseada por "El ente".
 
Destacar finalmente esa larga secuencia del tercer acto, con el personaje de Patrick Wilson adentrándose en el sueño inducido, ese "otro lado" en el que su hijo se encuentra cautivo y el festín de escalofríos que le (nos) espera, el cual prefiero reducirlo a puntos suspensivos, o mejor dicho, dadas las circustancias, a comas suspensivos.

NIVEL DE VICIO: 7

CRÍTICA DE "MELANCOLÍA"

Melancholia (2011)
Dirigida por: Lars Von Trier
Música: Mikkel Maltha
Reparto: Kirsten Dunst, Charlotte Gainsbourg, Keifer Sutherland, Charlotte Rampling, Udo Kier, John Hurt...

Argumento: Justine y Michael celebran su boda por todo lo alto en la fastuosa mansión de su hermana y su cuñado. Mientras tanto, el planeta Melancolía se dirige hacia la Tierra, creando desasosiego, paranoia y una desdicha autodestructiva.


                                                                       ¡DOGMAGEDDON!  
                                                         Por Alejandro Chacón Ruiz.

Las múltiples lecturas que se desprenden de éste apocalipsis tántrico de Lars Von Trier podrían compararse con la inutilidad (funcional) de un juego de muñecas rusas.
Desmontas las capas artesanales y en el fondo del pozo sólo aparece la infinitesimal esencia del juguete roto...mira qué bien!
Hay dos planetas: Melancolía y la Tierra.
Hay dos películas: Justine y Claire.
Pero hay una sola órbita, desorbitada pero con una simetría conceptual a la cual no hay quien le tosa. Si el planeta se va a pulverizar, ¡qué más da tanto efectismo contra natura!
 
En el prólogo, sinfónico y lánguido, Lars sustituye el gore pseudoporno de "Anticristo" por un amalgama de imágenes que se nos antojan descolocadamente familiares: vemos árboles de la vida que extienden sus ramas y raices en plan "Evil Dead" y caballos desvaneciéndose al más puro estilo Tarsem.
 
A partir de éste momento, comienza una extraña catarsis en la cual Lars Von Malick decide estrellar el planeta de Camilo Sesto contra esa especie de Marienbad añejo, perpetrando una gestación tan productiva como el Big Bang.
 
Y en el nucleo de la odisea dogmática, asistimos a un banquete familiar armónico y crispante a la par, donde el estallido de las tensiones familiares es de barraca de feria, profundamente ridículo. Los rostros estelares de la función(Dunst, Sutherland, Gainsburg y unos desperdiciados hasta la médula Rampling, Kier, Hurt y Skarsgard)se acaban pareciendo a aquellos individuos de "El angel exterminador" de Buñuel, absurdamente presos de sí mismos, rebotando entre sus altibajos, como inmersos en una orgía de desencanto inconcluso...De hecho, el banquete de Justine es un planeta en si mismo, o mejor dicho, un agujero negro que absorve hasta el último orbe de lógica. El Marienbad de Trier, ante el advenimiento de Melancolía, se reduce a una alubia más dentro del ostentoso frasco de cristal.
 
Tras ésto solo queda espacio para Melancolía, ese planeta vampiro que succiona ritmos, vidas y almas. Un planeta que posee un efecto licantrópico en los humanos (los personajes son los lobos y Melancolía es la luna llena) y que abre una cicatriz interrogante: ya que a éste Lars no hay por donde cogerlo, solo está en manos del espectador el entregarse a su cine como salto de fe o como mero acto de comprensión.

NIVEL DE VICIO: 4
                                                                    

CRÍTICA DE "EL GATO DESAPARECE"

El gato desaparece (2011)
Dirigida por: Carlos Sorin
Música: Nicolás Sorín
Reparto: Beatriz Spelzini, Luis Luque, Norma Argentina...

Argumento: Después de varios meses de internamiento en una clínica psiquiátrica, a raíz de un violento e inesperado brote psicótico, los médicos dan de alta a Luis. Beatriz, su mujer, experimenta sentimientos contrapuestos: por un lado, la alegría de recuperar a quien ha sido su pareja durante 25 años, la persona con la que ha compartido tantos proyectos; pero, por otro, la inquietud que le produce no saber si seguirá siendo el mismo de antes o si, por el contrario, aquel oscuro episodio volverá a repetirse.


                                                              UN GATO EN EL CEREBRO 
                                                          Por Alejandro Chacón Ruiz.

Como realizadores, tanto Carlos Sorín como Lucio Fulci se encuentran en las antípodas el uno respecto al otro. Pero el caso es que el sanguinario maestro italiano rodaba en 1990 "Un gato nel cervello", el truculento viaje hacia la locura de un director de cine aquejado de tortuosos trastornos mentales...y el gato era su gran alegoría pesadillesca.
 
Desde el otro hemisferio (creativo y geográfico) Sorín nos habla con titubeante inquietud del virus de la paranoia. Y resuelve el cometido deslizando su cámara por los railes más académicos, reflejando una impecable factura donde lo formal posee un equilibrio paradójico y la composición de planos parece marcada con un sólido bisturí.
Pero los fondos son universos aparte, menos dóciles y resbaladizos ante el pulso metódico: ésto queda patente en la secuencia de arranque, con ese bufonesco maniqueísmo del informe psicológico a cuatro bandas. O las espantosas bifurcaciones humorísticas (ese recital quechua que pretendía ser un gag simpático y se reduce a mutilación de climax) y la apabullante irregularidad de los actores (frente a la excelente pareja protagonista y a una siempre inmensa Norma Argentina, aparecen personajes como el Doctor Anaya, cuya actitud y lineas de diálogo levantarían a Stanislavski de la tumba como uno de los zombis más feroces de Fulci).
 
Volviendo al matrimonio protagonista, Sorín dibuja sorprendentes y creíbles evoluciones. Muestra con brillantez las conductas obsesivas del marido (esos rituales alimentarios) y esa visión de la sanación no como reencuentro, sino como punto y aparte (los libros que van y vienen entre decorados que en realidad son meros habitáculos neuronales). Y la esposa, en cambio, acaba convirtiéndose en una voyeur dentro de su propio hogar, desordenado su cordura mientras su marido ordena su locura.
Y en éste punto, el director consigue salpicar al propio espectador, generándole morbosas expectativas que acaban felizmente truncadas, como la secuencia en el que la asistente saca la carne cruda del congelador...situación que deriva en un malicioso twist final que adolece de un innecesario plano detalle.
 
Carlos Sorín ubica su película entre el orden y el caos, un punto medio errado sin duda alguna. Pero siembra reflexiones. Definía Stephen King en uno de sus relatos a la locura como "una bandada de pájaros que picotean la carne de la razón". Tras lo visto y percibido, tal vez la locura es un gato astuto que siempre es pardo en la noche de la mente humana.

NIVEL DE VICIO: 6

CRÍTICA DE "EL NIÑO DE LA BICICLETA"

Le gamin au vélo (2011)
Dirigida por: Jean-Pierre Dardenne/Luc Dardenne
Música: Varios 
Reparto:  Cécile de France, Thomas Doret, Jérémie Renier, Fabrizio Rongione...

Argumento: Cyril, un chaval de 11 años, se escapa del hogar de acogida con la intención de reencontrarse con su padre. Mientras es perseguido, se refugia en un gabinete médico y se echa en brazos de la joven Samantha, sentada en la sala de espera. De ésta forma tan casual, Cyril y la muchacha iniciarán una dificil pero amorosa convivencia.


                                                   ESE CINE QUE VA SOBRE RUEDAS
                                                                      Por Alejandro Chacón Ruiz.

No va a ser un acontecimiento, ni un sleeper, emergerá en muy poquitas ventanas publicitarias de internet, pero lo maravilloso de todo ésto es su valor contenido, su silencioso peso entre las poco pobladas butacas y esa rotundidad que solo se adjudica a la plena satisfacción, al trabajo bien hecho...y bien que lo saben los hermanos Dardenne.

Decía Victor Hugo que "cuando un niño destroza un juguete, parece estar buscándole el alma". Y el pequeño Cyril, alma y juguete a la par de "El niño de la bicicleta" ha decidido hurgar entre el esqueleto de ese mundo que no le ha dejado espacio para disfrutar de su infancia, infancia no como etapa vital, sino como ejercicio obligatorio de cualquier ser humano.

Los firmantes de "El silencio de Lorna" han confeccionado con delicadeza una nube en forma de bici, una nube motríz para un chaval que jamás eligió tener los pies en la tierra con tanta precocidad, y en la astucia creativa han sumado una extremidad de huída, una cadena rodante de fugas...al servicio del frenético desencanto de Cyril.

"El niño de la bicicleta" es una revelación más de las carencias efectistas que iluminan la emoción del espectador -tan sólo hay que ver la presentación del personaje de Samantha, encarnado por una amorosa Cecile de France, en la clínica en la que irrumpe el pequeño protagonista- abriéndole, de paso, las miras de la credibilidad ante lo que está viendo.
Es más, los Dardenne no escatiman en otorgar una serena dureza narrativa: los instantes en los que el niño es rechazado abiertamente por su padre o la secuencia del enfrentamiento entre Cyril y Samantha en la peluquería...y las consecuencias, dolorosas y silentes, mostradas en ese pedaleo desesperado, de travelling lateral, donde los directores acentúan sabiamente la incertidumbre de Cyril, traduciéndola como ese camino sin paisajes, sin destino.

En "El niño de la bicicleta" se retratan esos estados de ánimo que son mapas en blanco y se advierte acerca de ese cemento fresco que es la infancia, un absoluto avispero de huellas...y todos sabemos lo que pasa cuando se golpea un avispero.

NIVEL DE VICIO: 9

ESTIMAD@ VICIOS@...BIENVENID@ AL SÉPTIMO NIVEL



Los cinéfagos tenemos un brillo especial en la mirada, no?...Ésto de vivir en el Séptimo Cielo nos otorga un punto de vista diferente respecto a la vida y lo cotidiano, quizá más irreal, cínico o incluso platónico. El amor al cine es un enamoramiento platónico, idealizado...Y es que el cine refleja, potencia e incluso distorsiona nuestras ilusiones.

Metáforas y onanismos mentales aparte, somos unos viciosos, así de claro y simple. Nuestro Séptimo Cielo es el  Séptimo Arte...y no hay vicio más sano que el Cine.

Cinema ParaVicio pretende ser tu pecado confesable, ese pulmón ocioso en el que aspirar aire puro tras salir de la viciada atmósfera de la rutina: no te cortes un pelo, estimad@ vicios@, aquí puedes descalzarte, fundirte ese paquete de cigarrillos, estrujar varias latas de cerveza, dejar que te chorree la grasa de una buena porción de pizza o invitar a tus amigos, pues tanto éste blog, como todo su contenido está al servicio de tu tiempo libre. Éste blog aspira a ser una parte más de tu anarquía personal, de tu espacio, de tu desconexión con respecto al mundo.

Cinema ParaVicio irá creciendo hora tras hora, dia tras dia, para ofrecerte una información fresca, detallada y profesional sobre el mundo del cine, sus recovecos, fauna y flora.

Encontrarás críticas, reportajes, curiosidades, análisis, entrevistas, recomendaciones, y algunos extras de gran interés. Y tu opinión, querido lector, respetado visitante, es fundamental. Escribe, comenta, rebélate, muestra tus acuerdos y desacuerdos...venga, dalo todo!

Cinema ParaVicio no es único, pero luchará con uñas y dientes para no ser uno más...Que el vicio nos acompañe.

Empieza el baile...