miércoles, 16 de mayo de 2012

CRÍTICA DE "ALMAS CONDENADAS"

My soul to take (2011)
Dirigida por: Wes Craven
Música: Marco Beltrami
Reparto: Max Thieriot, Zena Grey, Denzel Whitaker, Frank Grillo...

Argumento: En la localidad de Riverton circula una leyenda urbana que cuenta como un monstruoso psicópata murió la noche en la que siete niños acababan de nacer y que el asesino juró volver de la tumba para acabar con ellos. Han pasado 16 años y en Riverton comienza a haber misteriosas desapariciones.


                                                        EL TERROR COMO ANÉCDOTA
                                                                        Por Alejandro Chacón Ruiz.

Wes Craven siempre ha sido un realizador que se ha movido entre el thriller y el cine de terror, si exceptuamos el correctito drama "Música del corazón"(1999). "Almas condenadas" podría considerarse la segunda excepción de Craven dentro de su extensa filmografía...pero aunque el bruto del filme se desenmarca del género fantástico por numerosos motivos, es cierto que la anímica esencia de la propuesta debe obligarnos a incluir a ésta historia dentro de la especialidad del director.
 
Falta de inspiración, agotamiento creativo, dispersión absoluta y repentina, desorden de prioridades (en favor del rodaje de "Scream 4")...es casi imposible dilucidar los motivos exactos por los que Wes Craven ha perdido el norte con este amago de slasher sobrenatural. Es realmente curioso (muchos dirán que indignante) que "Almas condenadas" sea, fundamentalmente, una película de adolescentes que oscila entre lo pintoresco (el maniqueísmo de personajes es de un grosor chirriante), lo autoparódico (atributo familiar para el cine "craveniano") y la superficialidad verborreica.
 
Y es éste último término el dominador absoluto de la función: los personajillos hablan, conversan, discuten, se rallan, nos rallan...mientras el metraje pasa y pasa. Lo que sucede en éste título acaba siendo inaudito, no solo para los seguidores de Craven, sino para los aficionados al cine fantástico en general. Si la saga "Scream", por ejemplo, se caracteriza por ser un slasher puro y duro con los concisos y necesarios insertos de propuesta "teenager", lo de "Almas condenadas" aparece en las antípodas, es decir, un filme de adolescentes donde el terror es el cameo de turno o la anécdota que rompe el equilibrio argumental.
 
Sin embargo, para ser cien por cien honestos con el público, la esencia debe prevalecer (aunque solo sea por mera objetividad) sobre la plomiza realidad de la historia: hay un prólogo oscuro e interesante, una secuencia de doble asesinato en un bosque bien acometida y un desenlace (mareante y extenuantemente largo) lleno de falsos culpables y pequeños sustos destinados al más merecido resarcimiento que, en conjunto, obligan a catalogar a "Almas condenadas" como película de terror.
 
Pero, aunque dicen por ahí que la obligación está antes que la devoción, un crítico de cine se debe al público y, sobre todo, a su vertiente como espectador: y, señores, lo nuevo de Wes Craven no da miedo, y, lo más terrible, tampoco lo pretende.

NIVEL DE VICIO: 2


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